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Abstract

El artículo comienza examinando las complejidades de la escritura teatral como trasfondo de los desafíos planteados a la hora de construir la puesta en escena de la obra de Federico García Lorca, Bodas de sangre. Primero, las obras se componen en clave teatral, haciendo uso de palabras que cumplen una función similar a la de la notación en un texto musical. En la partitura las notas de un compositor comunican los límites de la interpretación, tanto al músico como al director. En el caso de la palabra en un texto dramático el signo escrito tiene que cubrir más de lo que su pura identidad léxica pueda comunicar. Por la simple razón de que en la escritura teatral las palabras también tienen que contener gran parte de la información necesaria para su representación sobre las tablas, ya que el dramaturgo las idea para tal fin. Las palabras en un texto dramático, y no solo las acotaciones, deben transmitir al actor la expresión, tanto vocal como facial, así como los movimientos físicos que deben acompañarlos. En segundo lugar, se hace referencia al concepto de «estado de ánimo» [mood] o el ambiente creado en el escenario, para señalar un parámetro analítico que mide el progreso de la acción a medida que va desarrollándose, así como el efecto que produce en el espectador. Ampliando esta idea, se podría decir que el ambiente tenso de la apertura en Bodas, por ejemplo, evoca una cierta emoción en el espectador que el lector podría fácilmente hacer caso omiso.

The article begins by examining the complexities of theatrical writing as background to the challenges posed when constructing the staging of Federico García Lorca’s play, Bodas de sangre. First, plays are composed in a theatrical key, making use of words that fulfill a function similar to that of notation in a musical text. In the score a composer’s notes communicate the limits of interpretation, both to the musician and to the conductor. In the case of the word in a dramatic text the written sign has to cover more than what its pure lexical identity may communicate. For the simple reason that in theatrical writing the words also have to contain a large part of the information necessary for their performance on stage, since the playwright devises them for that purpose. Words in a dramatic text, and not just stage directions, must convey to the actor expression, both vocal and facial, as well as the physical movements that must accompany them. Secondly, reference is made to the concept of “mood” or the atmosphere created on stage, to point out an analytical parameter that measures the progress of the action as it develops, as well as the effect it produces on a spectator. Elaborating on this idea, it could be said that the tense atmosphere of the opening in Bodas, for example, evokes a certain emotion in the spectator that the reader could easily ignore.

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